jueves, 10 de marzo de 2011

¿FALTAN HOMBRES O PALABRAS?



Marcial Báez

En la continuación de una existencia sin rumbo, la espiral de los tiempos nos lleva a regiones milenarias, somos la generación olvidada, espaciada en épocas, detenida en cada inicio de asonadas.

Una mirada a lo recorrido y de repente no logramos componer una estrofa rimada, ni llegar a un suspiro. Detenidos frente al espejo del presente nos asombramos, cuando la imagen reflejada nos habla de lo que, poco a poco, se ha ido deshilachando en nuestras almas.

Retenida también la cátedra de conocimientos generales, a los que imberbes, no reparan en la necesidad del aprendizaje del antaño Manual de Moral y Cívica por ahí olvidado, con el agravante de tener a Sodoma y Gomorra, muy actualizadas, al doblar la esquina de cada barrio.

La definición de Patria por acá parece se una utopía generalizada, La mía (es como un altar, talada en centenarias caobas, bañada por un haz de luz, determinada en el seno principal de la idea pura, detenida en la cúspide de una región de soles, de lunas), ha sido desforestada y comercializada hasta los tuétanos; hoy a oscuras se guía por el ruido, arrastrando a su paso sus cuatro puntos cardinales.

Un camino a seguir totalmente errado; ya nos dice Arthur Schopenhauer: “ El ruido es el más importante de las formas de interrupción. No es solamente una interrupción sino también una ruptura del pensamiento”.

Determinar este espacio en toda su dimensión, abstraerlo a nuestros sentidos, vivirlo como si fuéramos uno mismo y hacerlo verdaderamente de todos, tuyo y mío.

¿Faltan hombres o palabras? La densa niebla lo quiere abracar todo, trasciende a la nada y no está en nuestras manos desenterrar a los muertos, pero sí a las palabras. Las que desnudas en toda su virginidad se levantarán y penetrarán las conciencias trayendo en sus manos las semillas que harán brotar de la tierra, el nuevo alimento que nos hará rechazar a todo lo que disminuye al ser humano.

Belié Belcán, Anaisa Pié, Metrí Silí, Ogún Balenyó, Guedé Limbó... no tendrán participación en este peregrinaje, a través de catorce estaciones, cada parada insistirá en levantarnos; no a los ídolos de carne, de barro. Un alto a las falsas creencias y se logrará lo deseado.

Entonces amaestremos al ¿León?¿Gato?¿Caballo? O lo que se le parezca, con el gran maratón de los signos. Estoy seguro de que podemos hacerlo.

Lo necesitamos para seguir el curso normal de la vida y llegar a grandes rasgos, experimentar la sensación de pensamientos propios, distinguirnos en lontananza y al abandonar lo que hombre fue, dejar el sello de la unidad pensante multiplicada en cada hogar y ser... DOMINICANOS.

Ilustración Marcial Báez. Proyecto Mural: HOMENAJE A LA BANDERA.
El Siglo XX Quedo Atrás. Marcial Báez. Santo Domingo. República Dominicana. 2000.

EL DERECHO DE EQUIVOCARSE



Agustín Perozo Barinas.

En un sistema democrático un votante sin suficiente tino para evaluar y desentrañar las propuestas programáticas de los candidatos en un torneo electoral es maleable a las ofertas y promesas demagógicas de viejo cuño pero de probado resultado, y en el peor de los casos, con dádivas y prebendas, que a fin de cuentas no es otra cosa que echar un hueso a cambio de la masa. Que una población indocta decida su destino, por el voto manipulado, es como poner al cuidado de la casa a un escuincle con una caja de fósforos en las manos...

Y guste o no, es un axioma: Un pueblo iletrado es como un peque travieso e irreflexivo. Actúa por emociones e instintos básicos, no por razonamiento fáctico ni discernimiento lógico pues le falta aún desarrollar debidamente sus herramientas intelectuales para ejercer con criterio y compromiso su derecho al voto. Sin embargo, en un sistema “para contar narices” está en su derecho votar como le plazca, pues en su entendimiento las consecuencias negativas, si las hubiera, llegarían después o especula que tal vez no le afecten en lo absoluto. Su sentido de inmediatez marca todo su accionar. Gratificación presente, nada de “mañana”, que quizás nunca llegue.

Y en el otro extremo tenemos un régimen “democrático” y sus patrocinadores que justifican y preservan este estado de cosas. Un dominio entre el desafuero y el despropósito. Son aquellos que se benefician ampliamente de este falaz método que garantiza su permanencia radicícola, mientras los que pueden conquistar cambios reales, la sociedad sufragante en su conjunto, no reacciona ante la arbitrariedad y exfoliación a que han sido sometidos durante décadas luego de la muerte del Déspota en 1961. Como autómatas seguimos bailando al mismo tono disonante, sorteando lo evidente, hasta que la cruda realidad nos toque con mayor ímpetu.

El derecho del pueblo de equivocarse no puede coartarse. Como las consecuencias las pagamos todos, inclusive justos por pecadores, ¿por qué no empeñar tiempo y emprender charlas de formación política y cívica a los obreros, campesinos, artesanos y trabajadores informales, a través de las juntas de vecinos en los barrios, en centros comunitarios, cooperativas y también en las agrupaciones de las secciones rurales?. Exposiciones prácticas, concisas y racionales, tomando en cuenta el horizonte académico de nuestro pueblo llano.

El derecho de equivocarse lleva a la frustración, la decepción y las incapacidades. No tiene otras consecuencias. Lo lamentable es que siempre hay nuevos jóvenes que entran al sistema, año tras año, que son presa fácil del discurso demagógico y desbarro de los políticos tradicionales. Si mayor enseñanza ayuda a iluminar estas mentes para que no sean objeto proficiente de lo reiterativo, eduquemos pues. La juventud compone más de la mitad del poder de voto en nuestro país. Si no es tutelada apropiadamente ejercerá su derecho a equivocarse varias veces, cada cuatro años. Suficientes períodos para consumar la disolución de República Dominicana, proceso del cual ya tenemos síntomas ciertos.

ARREGLO DEL TEMPLO PARROQUIAL (Iglesia Nuestra Señora de la Consolación. San Cristóbal.R.D.)



Editorial Haciendo Camino.

En días pasados una delegación del Secretariado Ténico de la Presidencia inspeccionó nuevamente las instalaciones de nuestro templo parroquial para actualizar los presupuestos con vistas, aseguraron, a iniciar los trabajos, a más tardar en el mes de febrero.

Como ya todos conocen nuestro templo parroquial tiene serios problemas en los techados. Las filtraciones de agua están afectando fuertemente las pinturas del muralista Vela Zanetti que hacen a nuestra iglesia única en el país y en toda la zona del caribe. No en vano se le dice la “Capilla Sixtina del Caribe”.

Además de la corrección de las filtraciones, los ingenieros que han inspeccionado el edificio, se han comprometido a sustituir las puertas, arreglar las ventanas, renovar totalmente las instalaciones eléctricas y pintar el edificio.

Este ha venido siendo un reclamo de toda la ciudadanía de San Cristóbal que el gobierno, en la persona del Ministro Temístocles Montás se comprometió a realizar en su día. Según nos han manifestado la falta de presupuesto impidió hacerla el pasado año, pero que en este va.

Parroquia Nuestra Señora de la Consolación. San Cristóbal. Febrero 2011.

CELEBRACION JESUITA



Francisco José Arnaiz S. J.

Por la bula “Romanus Pontifex Illius”, de Julio II del 6 de agosto de 1511 quedaban erigidas, como sufragáneas de Sevilla las tres primeras diócesis de América. Eran los diócesis de Santo Domingo, de La Vega y de San Juan de Puerto Rico.

Muy pronto la de Santo Domingo absorbería la Diócesis de La Vega y ella abarcaría todo el territorio nacional hasta mediados del siglo XX cuando se crearían las Diócesis de Santiago de los Caballeros y la de La Vega y la prelatura de San Juan de la Maguana.

Nuestro Cardenal ha decidido celebrar con un año jubilar los quinientos años de la presencia y actuación continuada de la Iglesia entre nosotros.

Parroquias e instituciones que integran la Arquidiócesis están pasando por la Catedral para celebrar su contribución a la misión y función de la Iglesia.

El objetivo principal de la visita a la Catedral es darle gracias a Dios por tantos dones y gracias recibidas a lo largo de estos quinientos años, y pedirle luz y fuerza para enfrentar los retos actuales y futuros.

El 6 de febrero tocó el turno a las obras e instituciones dirigidas por los jesuitas. Una notable multitud abarrotó a casa llena la Catedral.

Representaban a las parroquias de Guachupita y la Ciénaga, y la parroquia universitaria de la Santísima Trinidad, del centro Pedro Francisco Bonó, Fe y alegría, Instituto Politécnico Loyola, Colegio Loyola, comunidades de vida cristiana y otras obras. Mis palabras en la misa que presidí fueron las siguientes: “Venimos como los demás a darle gracias a Dios por tantos dones y gracias recibidas a lo largo de nuestra presencia aquí y también a pedirle luz y fuerza para los retos que nos esperan en el presente y en el futuro”.

Las lecturas bíblicas que hemos escuchado nos han hablado precisamente del talante de nuestra presencia.

Lo nuestro fue siempre llevar la gente a Dios, pelear por la justicia y hacerlo desde la humildad no con palabras de sabiduría humana sino con la luz y la fuerza de Dios. Nuestra presencia tuvo dos tiempos: en el período hispano y la conseguida soberanía nacional.

Un día preguntaron a San Ignacio dónde deberían estar los jesuitas.

Sin titubear respondió: “Donde mayor es el servicio divino o mayores son las necesidades humanas”. Los jesuitas entre nosotros han sido siempre fi eles a este requerimiento de su fundador.

Cuatro fueron las órdenes religiosas claves de la evangelización y cristianización de América desde los mismos inicios entre nosotros: los franciscanos, los dominicos, los mercedarios y los jesuitas. Nosotros los jesuitas fuimos los últimos.

No vinimos para quedarnos hasta 1650. No lo hicimos antes porque nos estaba prohibido. La Casa de la contratación de Sevilla y la Corona solo permitían venir a América a las órdenes religiosas reformadas y a la Compañía de Jesús recientemente establecida. Curiosamente ella venía a ser martillo de herejes y reformadora a lo interno de la Iglesia.

Ante esta prohibición, San Ignacio de Loyola se tuvo que contentar con enviar al Brasil una expedición de lujo a las órdenes del inconmensurable Anchieta, fundador de Sao Paulo.

Al llegar, los estudios superiores del Gorjón, que en 1530 había establecido el Arzobispo Sebastián de Fuenleal, estaban en estado de precariedad y de falta de recursos.

A petición del Arzobispo fueron asumidos por los jesuitas y los convirtieron en la Universidad de Santiago Gorjón y Seminario Conciliar que muy pronto sería “pontifi cia real”. En sus cien años de duración 70 jesuitas pasaron por esa universidad: gallegos, asturianos, vascos y castellanos. Todos excelentes en su saber y con una amplia cultura. De repente su presencia fue interrumpida por la célebre pragmática sanción de Carlos III que los expulsaba de todos los territorios de España, metrópoli y ultramar.

El P. Antonio Valle Llano publicó un concienzudo estudio sobre esta universidad.

En el prólogo el historiador Manuel Arturo Peña Batlle afi rma que una de las principales causas de la precariedad y postergación en que cayó la Isla fue la desaparición de la universidad de los jesuitas.

Establecida la soberanía nacional los jesuitas no volvieron hasta mediado el siglo XX. Les cuento ante todo una historia. Hace dos años un antiguo alumno del habanero Colegio de Belén, residente en Miami, vino a Santo Domingo, de negocios. Le dijeron que se pusiese en mis manos. No teniendo ya qué más enseñarle, se me ocurrió llevarle al cementerio de Manresa Loyola donde descansan los restos de los que ya nos dejaron.

Cuando llegamos a ese lugar y ver las tumbas me percaté que se emocionaba.

Con voz trémula exclamó: “Padre, esto no es un cementerio, es un panteón de gigantes, de próceres y santazos”. Y a continuación silabeó con voz trémula los nombres de las tumbas: P. Daniel Baldor, P. Ramón Calvo, P.Eduardo Martínez, P.

Miguel Ángel Larrucea, P. Ceferino Ruiz, P. Felipe Arroyo, H. Peláez, H.

Oribe, H. Salgueiro.

Al llegar los jesuitas en esta época, lo que hicieron fue asumir la misión fronteriza que abarcaba no sólo Dajabón, Loma de Cabrera y Restauración de hoy sino también Guayubín y Montecristi. Desde entonces hasta hoy son muchos los que han derrochado energías e ilusión, pero es justo nombrar a los pioneros al P.

Santana, hijo de una familia ilustre de La Habana, montado en caballo con su corneta terciada recorriendo continuamente todo el territorio; al P. Gallego que sería más tarde ordenado obispo y a los PP. Crego, Mariscal y Cavero Cipriano. Muy al modo jesuístico desde los inicios se preocuparon de acercar a la gente a Dios y de humanamente promocionarla.
Levantaron para ello en Dajabón un colegio para niñas bajo la dirección de las religiosas apostolinas y una ejemplar escuela agrícola para los varones.

Conscientes del valor y trascendencia de tener técnicos competentes y ver que no existía centro alguno para formarlos, con la ayuda del jefe se creó el Politécnico Loyola en San Cristóbal que ha dado a la nación tres secretarios de estado de agricultura y un Presidente a la nación. El jesuita estrella de esta Institución fue el P. Ángel Arias, un hombre de hierro, disciplinado, organizado y exigente que fue el alma de la Institución hasta la muerte del tirano.

En 1945, recién ordenado Obispo, Mons. Beras voló a La Habana y obtuvo del viceprovincial que los jesuitas asumiesen la formación de los futuros sacerdotes dirigiendo el Seminario Mayor y Menor.

Ante la falta de personal, el viceprovincial pidió ayuda a España que envió rápidamente para esa iniciativa a los PP. José María Uranga, Mateo de Celis y Antonio Rubinos, y vino como rector el P. Luis González Posada, un asturiano de inagotables energías, trabajador incansable, visionario y orador de alto vuelo.

En septiembre de 1961 Fidel Castro expulsaba a un centenar largo de sacerdotes con un Obispo a la cabeza.

Entre ellos estaban 28 jesuitas. Una buena parte de ellos vino a la República.

También vinieron algunos a los que se les negó la entrada en Cuba.

Este insperado refuerzo resultó muy benefi cioso para el país. Dos jesuitas, el P. José Llorente experto en sindicalismo y cooperativismo, y Carlos Benavides, experto en marxismo, hicieron una interesante operación de formación básica sociopolítica entre los jóvenes, obreros y campesinos.

Se creó CEFASA, Centro de Formación y Acción Social Agraria y radio Santa María, se potenció y se trasformó en la voz del campesinado.

El P. Arango con su estusiasmo y conocimiento del movimiento obrero consolidó e impulsó la JOC entre nosotros. La presencia del P. Felipe Arroyo, laureado en pedagogía por Fordham, fue muy determinante en el arranque de la PUCMM, A su excelencia han contribuido muchos jesuitas como el P. Alemán, Montalvo, Benavides, Barrientos, Emilio Brito, –Fernando Ferrán y Manuel Maza–.

En este tiempo inició también su andadura, respondiendo a un viejo reclamo, el Colegio Loyola y las casas de retiro Manresa Loyola y Manresa Altqgracia y ya en nuestros días la publicación de la Revista Estudios Sociales y el Centro fi losófi co Bonó.

Los jesuitas, de acuerdo al deseo de San Ignacio, han estado siempre donde mayor es el servicio divino y donde mayores son las necesidades humanas.

Listíndiario.com. Pensamiento y Vida. 7 marzo 2011.