martes, 17 de febrero de 2009

Epístola a Don Rafael



Por Marcial Báez

“Porque el hablar y el escribir, es un palabra sinónimo de existir. No existe, no vive, quien no se expresa, quien no se comunica, quien no emite y recibe noticias o mensajes de sus semejantes”.
Marco Salvi

Permítame llegar a usted con el pregón mañanero cargado de frutos, aupando la intención de que origine el eco necesario en sus sentidos, sobre la abstracción de inquietudes cristalinas; surgidas a través del recorrido vivencial de nuestra historia pasada y este hoy, que accidentado en sus valores morales y cívicos está plagado de hombres capaces de asolar en un tris la herencia que nos legaron nuestros próceres.

Eso sí, tenga la seguridad de que serán frescos y jugosos, en sabor y color, que la sola mención de su nombre nos remiten al capítulo “Baní al natural” de la novela “ Engracia y Antoñita” del insigne escritor Francisco Gregorio Billini (1844-1898), describiendo a Baní, como… “semejante a una cesta de mimbre cubierta de chispas de oro y con bordes de plata, llena de objetos multicolores, colocada encima de una meseta, y que tiene en el vacío de las curvas que forman sus asas caídas otros cestillos de paja salpicados de flores y con fondo y franjas de esmeraldas”.

Por lo tanto, Don Rafael, esta expresión temprana estará difuminada de pinceladas literarias, pictóricas, poéticas y fotográficas; con el mejor deseo de informarle que existe una nueva generación de comunicadores plena de talento y creatividad, capaz de mantener vigente el Ideario Duartiano, empeñándose en tomar como ejemplo a ese personaje singular y cuya majestuosa figura, entra a formar parte del círculo de apóstoles universales, con el merecido título de Padre de la Patria: Juan Pablo Duarte.
Acudir a los mecenas en estos tiempos es una ilusión, porque sus sensibilidades fueron absorbidas por otros elementos ajenos al progreso, siendo artífices de ídolos falsos; de ahí, que esparcido por todo el Territorio Nacional se pierde, por falta de estímulos dignificantes, una materia prima excepcional; ya que la putrefacción corrupta, todavía no ha echado raíces en su terreno virgen.

Entonces Don Rafael, preciso el momento para tocar a su puerta intentando despertar la curiosidad de la experiencia cumplida, por medio de: “la palabra que en la vena corre por el cuerpo desbocada / la palabra en la suavidad de finas vías / la palabra en la respiración conjunta de soledades encontradas / la palabra muda que se perdió en la mirada de un pueblo en las resurrecciones de ritos sin morada / la palabra en caminar por trillo sin callejones que reciben las desnudas pisadas en la conversación del hombre con la fuerza que descarga la tibieza del suelo a la realidad enmarcada”( Marcial Báez)… Insistiendo en los Medios de Comunicación dominicanos, deben ser puntales en la concientización hasta ponerle punto final a la definición de identidad que nos pertenece como pueblo y que se nos va de la mano siendo como somos, generadores de hombres de letras, libertadores y humanistas...Hace quinientos años.

El Sol. Santo Domingo. Martes 17 de Diciembre de 1991.Págs. 6 y 7.


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